By Neal Taparia - 7/26/2024
El solitario es uno de los juegos de cartas más importantes del mundo: es simple, fácil de aprender y se puede jugar tanto en modo digital como con cartas físicas.
El origen del juego no está claro. Hay quienes dicen que fue en el siglo XVIII en Francia; otros, que nació en Suecia alrededor del siglo XIX, y están quienes creen que se originó en Canadá. Como sea, lo cierto es que desde la década de los noventas del siglo XX, se popularizó en todas partes, gracias a la versión digital del solitario incluida en el sistema operativo Windows.
¿Quieres conocer en profundidad las reglas del solitario? En este artículo, te contaremos todo lo que debes saber: cuál es tu objetivo, cómo posicionar las cartas, cuáles son los movimientos permitidos, cuándo debes recurrir al mazo y cuándo finaliza el juego. ¡Empecemos!
Como su nombre lo indica, el solitario es uno de esos juegos de mesa para una persona, es decir, no necesitas de un compañero para empezar a practicarlo. Tu objetivo es ordenar las cartas en cuatro pilas de fundación, una para cada palo (Corazones, Diamantes, Tréboles, y Picas en el caso de la baraja de póker). El orden tiene que ser ascendente, desde el As hasta el rey.
Debes distribuir las cartas en siete columnas. De izquierda a derecha, cada columna debe tener una carta más que la anterior. La del extremo izquierdo debe tener una sola carta boca arriba; la siguiente, dos cartas (una boca abajo y otra boca arriba); la tercera, tres cartas (dos boca abajo y una boca arriba); la cuarta, cuatro cartas (tres boca abajo y una boca arriba), y así sucesivamente. La última columna debe contener seis cartas boca abajo y una boca arriba.
Las cartas sobrantes se transformarán en el mazo. Barájalo bien y ponlo boca abajo, en el sector superior de la primera columna a la izquierda (aquella que tiene solo una carta boca arriba). Al lado del mazo, tienes que dejar cinco espacios libres–uno para acumular las cartas del mazo que se irán revelando y otros cuatro para formar las cuatro pilas de fundación.
Cada vez que veas un as, puedes empezar a crear una pila de fundación. Recuerda que tiene que ser en orden ascendente y del mismo palo hasta llegar a la K.
Si no tienes cartas para ‘subirlas’ hacia las pilas de fundación, puedes empezar a mover naipes de una columna a otra formando escaleras. De esta manera, podrás ir revelando aquellas cartas que están boca abajo.
En las columnas, las cartas siempre deben colocarse en orden descendente y alternando entre colores, formando escaleras. Por ejemplo, puedes poner un cinco rojo sobre un seis negro, o una J negra sobre una Q roja. También puedes mover escaleras de cartas entre columnas.
Si alguna de las columnas queda vacía, puedes formar una nueva, pero siempre partiendo desde un rey, ya sea el naipe solo o una escalera con rey al principio. Es posible ‘bajar’ una carta desde una pila de fundación hacia una columna, siempre y cuando se respete el orden descendente y la alternancia de colores.
Si te has quedado sin movimientos posibles en las columnas, es el momento de recurrir al mazo para revelar más cartas. En este punto, las reglas pueden variar según el contexto: hay quienes voltean una carta a la vez, pero en las versiones más tradicionales se voltean tres cartas al mismo tiempo. En este caso se puede usar solo la carta superior. Las dos siguientes también se pueden mover, siempre y cuando ya se haya movido la predecesora.
Los naipes revelados del mazo pueden moverse hacia las pilas de fundación o hacia las columnas, según las posibilidades que te ofrezca el tablero. Una vez que hayas revelado todas las cartas del mazo, puedes volver al comienzo del mismo sin barajarlo.!
Hay dos formas de terminar el solitario. La primera es que te quedes atascado y no puedas avanzar más en el juego, es decir, que no dispongas de movimientos posibles ni entre columnas ni hacia las pilas de fundación. En este caso, has perdido el juego.!
La otra manera de terminarlo es que hayas cumplido el objetivo, o sea, que hayas conseguido colocar en las cuatro pilas de fundación todas las cartas en orden ascendente. En este caso, ¡has triunfado!