By Neal Taparia - 6/17/2024
¿Estás preparado para afrontar un desafío que pondrá a prueba tu capacidad estratégica? El Solitario te permite retarte a ti mismo, al tiempo que te ayuda a mejorar tu concentración. Disfrutar de este rato agradable es muy sencillo: puedes jugar al Solitario gratis, cuantas partidas desees, e ir mejorando tu nivel conforme vayas adquiriendo experiencia. Pero vayamos paso a paso: primero aprendamos a distribuir las cartas al inicio de cada partida.
Para evitar cualquier confusión debes saber que existen numerosas versiones del juego y que las reglas del Solitario Spider, por ejemplo, son diferentes de las del Klondike o el Freecell. En esta ocasión te explicamos la distribución en el juego más frecuente, en el que vas a competir contra ti mismo y con una baraja de cincuenta y dos cartas.
Llega el momento de situar las cartas en el tablero y crear la reserva en el Solitario. La operación es muy sencilla y es el paso previo a comenzar la emocionante partida.
Las piezas han de distribuirse en siete columnas. En la columna ubicada más a la derecha del tablero, emplazamos siete cartas en forma de escalera, es decir, de arriba hacia abajo. Los seis primeros naipes deben colocarse boca abajo, mientras que la séptima carta -que será la que se sitúe en la parte inferior de la columna- se ubica de cara; es decir, que se pueda ver cuál es el palo y el valor de la misma.
A la izquierda de esta primera columna situamos una segunda con seis cartas. Cinco de ellas dadas vuelta mientras que, de nuevo, ponemos boca arriba la que está en la parte superior.
Seguimos colocando las columnas consecutivamente a la izquierda. La tercera está compuesta de cinco naipes, cuatro dados la vuelta y el último, de frente.
En la cuarta columna colocamos cuatro cartas. De nuevo, las tres que se sitúan en la parte superior, dadas la vuelta, mientras que la inferior, de cara.
La quinta columna cuenta con tres piezas, dos de ellas dadas la vuelta y una mostrando su valor. A su izquierda, repetimos el proceso con la sexta columna. En este caso, una carta boca abajo y la situada en la parte inferior, de frente.
Llegamos a la séptima y última columna, compuesta por una única carta que se sitúa de cara.
Seguro que recuerdas que hemos dicho que jugábamos con una baraja de cincuenta y dos cartas. Pues, si sumas las que hemos utilizado hasta ahora, comprobarás que hemos puesto sobre el tablero un total de veintiocho. ¿Qué hacemos con las veinticuatro que restan? Ellas forman el mazo de reserva.
Las colocamos todas juntas en un mazo situado en la parte superior izquierda del tablero y boca abajo. No podemos saber qué carta es cada una. Todas nos ayudarán a lograr el objetivo final del juego.
Y con esto, tienes todo listo. Una vez esté colocado el mazo, y con las siete columnas con diferente número de cartas y un naipe 'al descubierto' en cada una, tenemos completa la estructura que te permitirá iniciar el juego.
¿Estás preparado para disfrutar de una emocionante partida contra ti mismo? ¡A por ella entonces!